viernes, 14 de diciembre de 2007
"Y" restringe...
El tercer operador típico es "NO", que como su propio nombre indica, quiere decir que el término introducido por este operador no debe aparecer en los documentos recuperados. Con la combinación de estos tres tenemos más que suficiente para complicarnos la vida.
En fin... a lo que iba. Aparqué en La Palmera sin demasiadas complicaciones y a menos cuarto estaba en la puerta de la Biblioteca de la Facultad de Arquitectura, con el extraño pálpito de que me iba a quedar sólo otra vez... Afortunadamente no fue asi y Nieves llegó en tiempo y forma.
Nos introducimos en el área de servicio interno y allí estaba Maribel, a la que nuestra visita había obligado a quedarse para recibirnos. Tras las presentaciones pertinentes, nos pusimos manos a la obra y fuimos girando una visita que se centró en los tres pilares que Maribel consideró como fundamentales a la hora de estructurar una búsqueda bibliográfica: La ISI Web of Knowledge -de Thomsom Corporation http://scientific.thomson.com/es/, un megaproveedor de información- que el Ministerio de Educación y Ciencia ha abierto como servicio público a todos los investigadores; FRANCIS, del Institut de l'information scientifique et technique, http://international.inist.fr/una interesante fuente -también bajo suscripción- de recursos en el ámbito de las Humanidades y Ciencias Sociales, y la del CSIC, http://bddoc.csic.es:8080/index.jsp con las que, según su criterio, quedaban más o menos cubiertos el ámbito anglosajón, europeo y nacional.
Y hasta aquí puedo contar, como decían los presentadores del 1,2,3... lo demás fueron incursiones a una y otra, bien desde ATHENEA, el catálogo de la UPO; bien desde FAMA, el de la Universidad de Sevilla, ampliando (con "OR") o restringiendo (con "AND") y organizando mediante paréntesis las búsquedas, incluyendo truncamientos en caso de duda;rescatando denominaciones alternativas para alguno de los términos incluidos y a partir de aquí relanzar alguna búsqueda que se quedaba atascada; tomando como referencia la revista de publicación de algún artículo para, a partir de ahí, rebuscar en sus sumarios artículos relacionados, etc, etc, etc...
El conocimiento es poder, decía Mc Lughan, y si no lo dijo seguro que en algún momento lo pensó. Estoy seguro que toda esta serie de pistas nos serán -sobre todo a mí que para eso estuve- de gran utilidad en nuestra noble empresa de búsqueda... cuales caballeros arctúricos empeñados en la sagrada misión de encontrar el Santo Grial.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
Sólo ante el peligro... versión extendida
Tras presentarnos y romper un poco el hielo, sin esperar mucho más -total para qué- comenzamos…
El proceso habitual que sigue cualquier libro antes de ser depositado en las estanterías de la Sala de Consulta comienza con los pedidos que llegan desde los distintos departamentos o a sugerencia de cualquier usuario en general. A los que el personal de la biblioteca da trámite después de comprobar -no hay que fiarse del PDI- que no han sido pedidos anteriormente.
La biblioteca sólo interviene en el proceso de selección en los casos de donaciones, que, por cierto, llenaban un módulo completo pendientes de dictamen y no realiza de oficio más que las compras para reposición si se estima necesario. Con el inicio del proceso de compra se abre una especie de pre-registro con los datos básicos del libro pedido, en el que se identifica el departamento y se asigna a la petición un número de control. El coste del volumen se va detrayendo del presupuesto total asignado a cada área, a la cual se cursa aviso cuando tal montante se comienza a agotar, o en el caso de que el cierre del ejercicio fiscal esté próximo y todavía quede un remanente sin emplear.
La etiqueta de “pedido” sólo se coloca en el OPAC cuando el libro ya está físicamente en las dependencias de la biblioteca, y ha comenzado a ser procesado. En caso de necesidad puede ser retirado por cualquier alumno tras un tratamiento mínimo. Es necesaria una minuciosa comprobación de los albaranes -tampoco hay que fiarse de los proveedores-, que de medio lado que pueden te la acaban colando.
Se les coloca la pegatina de identificación con el código de barras correspondiente, que más de un alumno poco avispado –con los que también hay que tener cuidado- ha confundido con el control antihurto, con desagradables consecuencias; las tirillas magnéticas entre las páginas, y los distintos sellos, el de la biblioteca, otro de donación en los casos pertinentes, un sello seco para los volúmenes anteriores a 1950 que componen nuestro “fondo antiguo” particular…
A partir de ahí se hace una preselección por áreas, en el fondo de la sala-Derecho es la que más espacio tiene reservado, y ya supongo que os habréis hecho un cálculo de cual es la que menos- y se van pasando a otra estantería un poco más cerca de la puerta, de la cual ya se van retirando para continuar con la parte más dura del registro por el orden de prioridad que se les asigna.
La biblioteca de la UPO maneja un sistema de gestión integrado creo recordar que común a todas las bibliotecas universitarias andaluzas y a varias otras en el territorio español, entre ellas la Complutense de Madrid. Es un sistema modular denominado Milenniun, americano por más señas, con lo que cualquier problemilla se convierte en un auténtico calvario a la hora de solventarse por mucha hot-line de asistencia que te quieran vender. El paquete básico, ampliable según las necesidades del cliente está compuesto por los módulos de circulación, publicaciones seriadas, adquisiciones, catalogación, préstamo interbibliotecario, gestión de recursos electrónicos y OPAC, el módulo de préstamo interbibliotecario parece ser el eslabón más débil del sistema y ha sido finalmente sustituido por otro programa de un proveedor distinto.
Por cierto, tratando de este tema, David me aclaró que tal práctica es accesible a todo el personal de la Universidad, con la pequeña diferencia que los gastos –de cuerdo con una serie de tarifas prefijadas- de los préstamos solicitados por el PDI son asumidos por sus departamentos, mientras que en el caso de que fuera un alumno de a píe quien la realizara sería él mismo quien debería correr con tales gastos, que, por ejemplo, para un libro que acababa de llegar de la Universidad de Oviedo para el Departamento de Traducción e Interpretación ascendía a 7 Euros. Habitualmente se establece un periodo de préstamo de un mes, siendo la biblioteca, no el solicitante, quien asume la responsabilidad sobre el ejemplar prestado.
Amontonados por encima de las mesas, ya casi en la mitad de la sala, se procede a su catalogación, la descripción física es la parte más fácil: anotar las medidas, mirar el número de páginas…, la descripción de contenidos ya se complica un poco más, sobre todo –comentaba David- en el área de Humanidades, donde te encuentras cada título que te puedes volver loco a la hora de ubicar correctamente.
Estaba abierta la ficha a medio acabar en formato MARC de un libro sobre microbiología vegetal, que estaba a punto de ser colocado en el carro, ya camino del mostrador donde los ayudantes se habían de encargar de finalizar el proceso, colocando los correspondientes tejuelos –el verbo tejuelar no existe, a pesar de que sea lógico pensar en esa palabra cuando quieres expresar la acción de colocar tejuelos- y ubicando los libros en su lugar correspondiente.
Sobre la mesa el índice de catalogación de materias, una CDU abreviada y otro más de no consigo acordarme que herramienta de clasificación. Esencial atenerse a la catalogación estandarizada, en tanto que de otra forma la tarea de localizar un libro puede complicarse sobremanera; en cuanto a la CDU, se decidieron por usar una notación simplificada, truncada en las primeras tres o cuatro cifras ante la perspectiva de “inútiles” series de diez o doce números que después nadie utiliza a la hora de realizar una búsqueda, de hecho, en el buscador ni siquiera está habilitada una pestaña a tal efecto.
Lo peor son las revistas, que tienen muchos más campos que rellenar, y lo peor de lo peor las publicaciones electrónicas periódicas, y me mostró el cuadrante de alertas que se le abren a las suscripciones sobre el supuesto, digamos, de doce números al año. En este se introducen las fechas previstas de recepción o de habilitación del acceso al número correspondiente, del que hay que estar pendiente para posibles reclamaciones, multiplicado por las más de veinte mil que veíamos el otro día…
Tenía pendiente mi duda sobre el tiempo que ocupaba el proceso completo, a propósito de un volumen que hace un par de años me tiré esperando más de un mes y finalmente tuve que rescatar a medio procesar. Actualmente –me contestaba David-, andamos entre cuatro… cinco -semanas, pensé yo- días -terminó él-, pero tampoco era cuestión de meter más el dedo en el ojo y poner en duda lo que me estaba asegurando.
Estábamos comentando, concretamente David intentaba convencerme de la carga de trabajo que soportan los 28 que componen la plantilla del departamento, que empeora cuando llegan cursos de formación, asuntos propios, vacaciones… cuando surgió, al llegar a las nuevas perspectivas que se deberían abrir de cara a la próxima apertura de la ampliación y el necesario incremento de plantilla, el tema de las tareas que la biblioteca seguía teniendo pendientes.
Vender lo que se hace aquí dentro –me seguía diciendo-, es necesario promocionar la biblioteca y sobre todo, formar a los usuarios, máxime cuando tenemos el tema este de la convergencia encima y el trabajo del alumno se supone que va a ser el principal item a valorar. Enseñarles a localizar, valorar y utilizar correctamente la información que se les ofrece… Esa me la se -pensé- eso es alfabetización en competencias informacionales.
Eran ya más de las ocho y habíamos visto, creo, lo fundamental del trabajo en el área de trabajo interno. Seguro que me he dejado alguna parte importante en el tintero, pero en píe desde las cinco de la mañana mi pobre neurona ya no da más de sí. He tardado más de dos horas en escribir el post de una visita de hora y media, lo que equivale, con los desplazamientos incluidos, a una tarde entera de trabajo. Y mañana más de lo mismo…
Como decía el otro “No tengo ganas na’màs que de morirme”
sábado, 8 de diciembre de 2007
Rectificar es de sabios
Ya Nieves me había avisado que tenía interés en tratar el tema, lo cual, por otra parte me pareció hasta cierto punto lógico, en tanto que de alguna manera mi anterior post entraba a cuestionar sus planteamientos -aunque en mi defensa tengo que decir que de forma puramente accidental y no intencionada- docentes respecto a la asignatura.
Asumo, acepto y hago propia su crítica respecto a mi crítica sobre la crítica, y comparto sinceramente su valor didáctico como coadyuvante en la construcción común del conocimiento, nudo gordiano del desarrollo y evolución de esta cuatrimestral; cuyo diseño, a pesar de la ingente cantidad de horas que nos obliga a pasar rebuscando en la WebCT, dándole vueltas a la cabeza para ver que metemos en el blogger o con que contenidos rellenamos la wiki, me parece de los más adecuados a la nueva y no poco controvertida política de convergencia educativa y su afán por patrocinar un modelo de educación participativo y activo por parte del alumnado. Cosa que lamento sinceramente no poder decir de muchas otras materias.
Le expuse -y aquí repito-, que si, tal como parece a juzgar por lo extendido de la práctica, efectivamente existía cierto interés en hacer adquirir a los estudiantes cierto tipo de competencias con respecto la exposición pública de sus conocimientos, tal intención debía tener una plasmación académica lógica; y si no para construir una cuatrimestral, sí debía dar por lo menos para incluir en la programación docente de las primeras semanas del primer curso de cualquier titulación una serie de seminarios prácticos a cargo de alguien que tuviera cierto conocimiento profesional de la materia.
Está claro que eso no llegará a pasar y que en última instancia dependerá del voluntarismo de algunos profesores el marcar alguna mínima pauta sobre lo necesario de la vocalización cuando pretendes que alguien te escuche, o en que forma una excesiva gesticulación se convierte en interferencia para el mensaje que pretendes transmitir...
De una cosa se pasaba a la otra, y así llegamos a la crítica, a la capacidad y a la obligación de realizarla en este ámbito académico en el que nos movemos, respecto a la cual no puedo decir que existiera fricción entre nuestras posturas, que en lo fundamental venían a ser coincidentes.
El discurso de Nieves sobre tal actividad como medio de construcción común de conocimiento, es perfectamente asumible, y no creo que sea discutible su valor como recurso didáctico. La realización de una crítica te obliga a asumir una posición, que se supone ha de tener algún fundamento; si es correcta y está bien planteada te permite afianzar tu conocimiento y ayuda al resto de los compañeros a hacerlo; si eventualmente su argumentación es errónea y por tanto rebatida, se convierte en una especie de autoenmienda, que en cualquier caso tiene el mismo efecto común igualmente enriquecedor.
Pero mis objeciones, y me gustaría ir ya terminando, porque estoy plantado aquí desde las siete y pico -no he conseguido todavía encontrar en la barra de herramientas el botón del autoblogger- y tengo un montón de cosas más que hacer, llegaban más desde el campo de lo subjetivo, de lo personal, que desde el académico.
No se si es una mera cuestión educativa, de aptitud; o más bien se trata de una cuestión de personalidad, de actitud; no hay problema en hacerlo con un artículo, con una película... pero el caso es que la crítica interpersonal ha supuesto desde siempre para mi un conflicto de complicada resolución, que creo estaba en esta ocasión intentando eludir, no se si -falso, en realidad tengo claro que no- de la forma más acertada...
Tremendo, esto es como decía no recuerdo quien: "Yo soy dos, y no estoy de acuerdo con ninguno de ellos". En fin... entrar en más profundidades sería ya casi cuestión de diván y psicólogo.
jueves, 29 de noviembre de 2007
Critica, que algo queda
Es verdad que cuando era un chavalín me dejé seducir por el mundo de las bambalinas -a fin de cuentas era más divertido que las matemáticas- y en medio de aquel bochinche, un argentino que decía llamarse Ernesto y tenía tontas a las chicas del grupo, al que conocimos por medio de no recuerdo quien que nos lo presentó como todo un profesional del mundo de la farándula, se ofreció a darnos tres o cuatro nociones teóricas básicas y mínimas -a las chicas alguna más- que nos permitieran hacernos entender desde el escenario.
También lo es que cuando durante una temporada estuve empleado como recepcionista, la empresa tuvo a bien dejarme junto a mis compañeros en manos de un tipo engominado, de brillantes zapatos e impecable traje chaqueta, procedente de una prestigiosa consultoría de la cual no tengo intención de hacer publicidad, para que nos introdujera en un par de sesiones por los vericuetos de la comunicación verbal y gestual, además de contarnos cual debía ser nuestro comportamiento en casos de aviso de bomba, usuarios especialmente cansinos o iracundos y similares.
Culminando esta trayectoria, el año pasado pillé como libre configuración un seminario de dos créditos de algo parecido a técnicas de comunicación, que iba incluido en un lote junto con uno de técnicas de estudio y otro de preparación al parto... digo, de estress y ansiedad ante los exámenes, y que centró su discurso en torno a la asertividad y a la autoestima.
Como podrá apreciarse este amplio bagaje formativo me ha permitido, en fin, enfrentarme al mundo de las presentaciones en público que tan de moda parecen haberse puesto en esta nuestra Universidad en unas condiciones... absolutamente lamentables.
Desde que entramos por las puertas de la Olavide, cualquier asignatura, hasta el Latín, ha encontrado justificación suficiente para obligarnos a realizar una o varias de estas presentaciones; en algún caso incluso animándonos a ser innovadores e ir más allá del Powerpoint, que por lo visto comienza ya a quedarse corto.
Con más de cuarenta años a cuestas y un cierto bagaje vital a las espaldas, esto me sigue matando. La voz me sigue temblando, la garganta se me sigue secando... no entiendo porque un trabajo con los quince o veinte folios de rigor no puede servir igual. En fin, no era por escurrir el bulto, pero lo que quería decir es que no creo ser quien para criticar el trabajo de Jara, o el de Emilio.
Creo que todos nos movimos poco más o menos en las mismas líneas de trabajo; que si debilidades, que si ventajas, que si Faulkner Brown... y más o menos cubrimos el expediente. A partir de ahí todo lo que queramos ver va a depender del enfoque que cada haya querido darle.
Jara y Emilio se implicaron más en la parte personal, y estuvieron hablando con bibliotecarios y estudiantes; yo, en cambio, eludí el contacto con el personal de la biblioteca y el que mantuve con los usuarios no llegó mucho más allá de la encuesta. Puede que Jara se quedase un poco corta en la extensión, en cambio yo me pasé de largo y por ello -sumando además los habituales problemas técnicos- al final Emilio tuvo que terminar a la carrera.
Lógicamente la exhaustividad en el tratamiento viene dada por el tiempo que te planteas, no es lo mismo trabajar para rellenar quince minutos que hacerlo para media hora de presentación. Seguramente si nos hubiesemos marcado previamente tiempos más o menos idénticos para la exposición habríamos estado obligados a hacer un esfuerzo similar en la preparación.
Ponernos a valorar aspectos de fonación o impostación, la forma en que se establece o no una relación con el público a través del contacto visual, los excesos o defectos en la comunicación gestual, etc, etc... podría ser interesante, e incluso divertido, pero no dejaría de ser un "yo creo que..." contra un "pues a mi me parece..."´.
Esto está comenzando a degenerar, cada vez se parece más a un blog.
jueves, 22 de noviembre de 2007
Presentación Bibliotecas Universitarias
Comenzó Jara, que se había marcado como objetivo la evaluación de la Biblioteca de Ingenieros; a continuación me toco a mí con la Biblioteca de la UPO, y remató la jornada Emilio, que se había ocupado de la de la Facultad de Farmacia.
Sin una previa delimitación sobre los márgenes espacio-temporales en los que se debía desarrollar nuestra intervención -yo creo que me pasé por lo menos quince minutos de lo que hubiese sido recomendable- al final las dos horas y pico se nos quedaron cortas y Emilio tuvo que terminar a los carrerones con la gente ya casi en pie para marcharse.
Todos vinimos a coincidir más o menos en situar las líneas principales del trabajo en torno al análisis y evaluación, atendiendo en lo fundamental a las recomendaciones de la REBIUN y al cuadro de Faulkner Brown respecto a las cualidades que debe reunir una biblioteca.
El cuadro final quedaba delimitado por una curiosamente variopinta muestra, en la que el trabajo de Emilio venía a mostrar con la de Farmacia el caso sin arreglo de una biblioteca pequeña y mal equipada, absolutamente limitada en su concepto y prestaciones, a la que sólo con muy buena voluntad se le podía encontrar algún punto positivo que colocar en la balanza; el de Jara, con la de Ingenieros se centraba en otro que por el contrario se situaba en un interesante punto de actualización respecto a los conceptos que desde el principio de curso hemos estado manejando en la definición de la biblioteca como CRAI; y yo, que me había quedado la de la UPO, y me encontraba con un centro con muchas posibilidades, pero sin acabar de definirse abiertamente hacia estos nuevos planteamientos.
La dinámica del trabajo te lleva a manejar datos y familiarizarte con los conceptos que vas a estar manejando en la exposición final. Cuando te atreves a valorar las limitaciones y los puntos fuertes de tu objetivo tienes forzosamente que saber un poco de que estás hablando.
Esto es, si dices que hay poco personal, o pocos puestos de consulta y lectura tienes que saber cuales son las directrices que al menos a nivel nacional vienen marcadas en tal aspecto; igual si hablas de flexibilidad de espacios, de organización o de variedad; o si entras a valorar las deficiencias respecto a instalaciones, servicios o accesibilidad.
Además, aprendes a contemplar con una óptica distinta esas instalaciones y servicios con las que llevas ya varios años de relación a nivel de usuario; mientras que la mirada del resto de compañeros te permite establecer un siempre necesario grado de comparación.
Muy bien, esto es todo... de momento.
Prueba superada
Una serie de enredos informáticos y malentendidos técnicos nos llevaban a tener que plantear el trabajo sobre las Bibliotecas Universitarias casi de un día para otro. Supongo que podía -y tal vez debería- haberlo despachado de otra forma; pero dicen que esto de la alergia a las chapuzas es un problema que tenemos los Leo y, que de vez en cuando, como en este caso, nos mete en algún apuro.
Entre unas cosas y otras he estado durmiendo unas cuatro o cinco horas diarias desde el miércoles pasado para acá -recordemos que el mundo estudiantil no termina más allá de la Biblioteconomía, y que cada asignatura reclama su cuota de atención- pero parece que al final el resultado del esfuerzo ha merecido la pena y la presentación ha resultado más o menos correcta.
Sólo nos queda confiar ahora en que por atender a un enfermo no se nos vayan a morir otros dos.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
Al borde del colapso
Todo lo que se me ocurre de cara al planteamiento de la exposición del próximo miércoles es: No voy a poder. A estas alturas creo que me he enfrentado a situaciones un tanto complicadas, incluso a desastres informáticos, como el año pasado... pero por más que lo miro e intento ajustar tiempos no encuentro la forma.
Supongo que podríamos hablar de una serie de catastróficas desdichas, como en la película aquella, pero el caso es que mis semanas me las han dado con demasiadas pocas horas...
No sigo, temo hundirme cada vez más profundamente en mis miserias estudiantiles.
viernes, 9 de noviembre de 2007
Usos bibliotecarios de la población estudiantil universitaria
Tal es la cuestión que planteaba Nieves a los compañeros en la clase del miércoles como tema para nuestra entrada semanal y que J. Bellamy ha tenido a bien trasladarme de forma altruista y desinteresada. ¿Cómo utilizan los estudiantes la biblioteca de la Universidad?.
De acuerdo con el Reglamento de Organización y Funcionamiento de la misma, aprobado en diciembre de 2005, la elaboración de una memoria anual del servicio, que nos permitiría conocer al menos algún dato cuantitativo certero, correspondería a la directora de la biblioteca.
En su busca, lo mejor que consigo encontrar son los datos de la evaluación de 2002, que hablan de 9104 estudiantes, cifra que cinco años después debe quedar un tanto desfasada, y 20 trabajadores contratados para el servicio, a los que en aquel momento se sumaban 7 becarios.
Dejando atrás esas frías estadísticas que no he conseguido encontrar, y entrando en el subjetivo campo de la opinión, creo que como norma general los estudiantes utilizamos nuestra biblioteca poco y mal, aunque no siempre por nuestra culpa.
Primero porque resulta mucho más cómodo intentar solventar las necesidades de información por otros medios que desplazarte ex profeso al otro extremo del recinto sin garantías de éxito. Posiblemente el ahorro de tiempo no sea un factor relevante, en tanto que la avalancha de datos que cualquier búsqueda en la red puede ofrecer va a dificultar en última instancia su adecuada selección
Segundo porque la localización del recurso en cuestión en muchas ocasiones se nos complica sobremanera ante la falta de un mínimo adiestramiento en algunas ocasiones o como consecuencia de un cierto descontrol en otras, como cuando tras conseguir la signatura de algún volumen, consignado como disponible, no consigues encontrarlo en su ubicación y nadie puede ofrecerte pistas sobre su paradero.
Tercero porque el proceso de puesta a disposición del usuario de las nuevas adquisiciones (me refiero a formatos tradicionales) se demora durante meses, y una vez en los estantes su disponibilidad es bastante limitada. El recurso a fuentes alternativas no es viable en muchos casos, puesto que con gran asiduidad siguen siendo las únicas referencias que muchos de los docentes, tal vez temerosos de que la virtualidad termine algún día por devorarlos, continúan ofreciendo a su alumnado.
Y tras más minutos de los previstos intentando encontrar un cuarto argumento capaz de soportar mi opinión, considero que no tiene sentido prolongar más esta cuestión, por lo que propongo su cierre.
Tras un breve pero intenso debate mis propuestas de cierre terminan por imponerse frente a otras en las que pretendía continuar hasta que la inspiración me mostrará el camino de nuevas ideas, e incluso sobre aquellas en las que aconsejaba cambiar el planteamiento y reordenar el discurso. Una vez más, como dicen los políticos después de cada proceso electoral, ha triunfado el sistema democrático.
jueves, 1 de noviembre de 2007
Feeds, sindicaciones y otras hierbas (continuación)
Sigo mostrándome ampliamente escéptico con respecto a ese futuro idílico y maravilloso que presenta las bibliotecas del futuro próximo -que para entonces ya no serán bibliotecas y se habrán convertido en CRA's- casi como ludotecas, que no se como nuestros más altos planificadores institucionales tendrán previsto denominar a diez o quince años vista.
Vídeos como el que ayer veíamos de la Junta de Castilla La Mancha, cuyos contenidos supongo serán extrapolables al resto de autonomías, pecan, según anoté y aunque a personalmente me encantaría que así llegase a ser algún día, de exceso de autobombo al nominar a las bibliotecas como motor del desarrollo de la sociedad.
No es cierto, o al menos lo es tanto como la libre elección de médico o de colegio para tu hijo, la segunda o tercera modernización (ya perdí la cuenta) o la constitucionalmente proclamada igualdad de todos ante la Ley. Seamos serios y pongamos los pies en el suelo. Insisto, es una utopía que a todos los que nos hemos preocupado de llevar a ellas a nuestros críos para introducirlos en los misterios de la tinta y el papel nos gustaría ver algún día cumplida; pero mucho me temo que tal aserto está destinado a convertirse en una más de aquellas mentiras que -aún a fuerza de mucho repetirlas- no se llegan a convertir en verdades.
Creo que debo consignar en estas líneas que el tiempo, o en su defecto cualquier virus, se encargará de borrar, que, efectivamente, estamos trabajando con unas herramientas muy dinámicas cuya utilidad y espectacularidad se nos hacían evidentes durante la clase de ayer. Dominarlas a priori no debería convertirse en una tarea demasiado complicada, y podemos considerar que incluso es divertido -demasiado, podría añadir- trastear con ellas y utilizarlas como medio de expresión casi en tiempo real.
Pero al final es tiempo, y, como decían los de Estopa "lo que no sobra nunca siempre es el tiempo", y esto se come mucho, mucho tiempo de ese que nunca sobra.
Y ahora voy a ver si soy capaz de borrar lo que hice el otro día en la wiki.
Feeds, sindicaciones y otras hierbas
Ayer envié las invitaciones a Gmail a Jara y Emilio, de momento sólo me ha llegado la confirmación de recepción de Jara, y desde entonces he andado buscando el link que me debía llevar al blog de Jara, para ver si era capaz de activar la correspondiente sindicación de contenidos. El enlace lo he encontrado hace un momento, cotilleando entre los documentos del curso de Tratamiento de la Información del año pasado; con respecto a lo de la sindicación, creo que algo he conseguido porque en la barra de favoritos me aparece la URL del blog y supongo que cuando haya alguna modificación pasará algo.
Efectivamente, me acaba de llegar un correo de Jara preguntándome que como encuentra el mío, se lo voy a mandar y después de comer volveré un rato. Chau.
viernes, 19 de octubre de 2007
Visita al fondo antiguo de la U.S.
Craso error... No contamos con el turno de tarde. De modo que la parte del grupo que consiguió llegar a las cuatro y esperaba en la puerta del edificio -o sea, yo- decidió aventurarse por la laberíntica maraña de pasillos y escaleras del edificio de la antigua fábrica de tabacos en busca de nuestro contacto.
Tras un par de idas y venidas, justo cuando estaba a punto de pulsar el botón de llamada del ascensor para subir a una insospechada tercera planta, apareció el resto del grupo -o sea, Jara- que, evidentemente, había tenido menos suerte a la hora de aparcar. Recuperado el resuello, subimos...
Y creo que hasta aquí puedo contar. El resto de la visita, por otro lado sumamente interesante, se desarrolló en una rapidísima sucesión de datos sobre incunables, fechas de catálogos bibliográficos, topobibliográficos, número de volúmenes, procedencia... alrededor de mil manuscritos, creo que unos 300 incunables y, un momento, que voy a mirar en el catálogo... más de 40.000 volúmenes anteriores a 1801.
Así pasamos de la sala de investigación a las instalaciones donde se está llevando a cabo el proceso de digitalización que permitirá reducir en buena parte la consulta directa de los documentos más deteriorados y/o valiosos; y luego al depósito, al que -tras dejar las bolsas en la entrada y considerando que sólo éramos dos- excepcionalmente, según nos confesaba nuestro guía, se nos permitió la entrada.
Acompañados por sus comentarios, fuimos bajando desde la planta superior, observando en el recorrido alguna de las obras que el consideraba más interesantes o llamativas. En el trayecto nos fue ofreciendo detalles sobre distintos tipos de encuadernación. mostrándonos algunos Atlas profusamente ilustrados; varios incunables en distinto estado de conservación, sobre los que nos mostró la forma en que los italianos para diferenciar su obra impresa de la procedente de Alemania habían introducido la letra humanística en sustitución de la gótica; volúmenes con muestras de haber sufrido los ataques de algún desaprensivo; un par de ediciones del Catálogo de Libros Prohibidos, acompañados por de varios volúmenes que consiguieron escaparse de la pira pero que mostraban en su interior los efectos de la censura eclesiástica, curiosamente no presente en varios de los que nos presentaba como procedentes de la biblioteca de los Jesuítas.
Miles de volúmenes apartados de la vista del público, almacenados en dependencias de acceso restringido, sólo consultables bajo petición y ante la atenta mirada -supongo que todavía más atenta tras los incidentes de la Biblioteca Nacional- de los bibliotecarios. Podemos considerarlo justificado si tenemos en cuenta el valor de las piezas que alberga, pero ciertamente este fondo antiguo y su forma de gestión serían el "opositum per diametrum" del concepto moderno de CRAI con el que nos estamos familiarizando en las últimas semanas.
sábado, 13 de octubre de 2007
Google Books: Buscando a Halperín
Confesaré que no he revisado exhaustivamente las 45 páginas de resultados, pero después de hojear las primeras cinco y otras diez o doce salteadas, parece ser que entre los múltiples recursos ofrecidos: monografías, revistas, boletines, actas de congresos… aparecen sólo dos o tres artículos en revistas especializadas y no más de cuatro o cinco de los como mínimo ocho libros que publicó entre 1957 y 1996.
La mayoría de las referencias mostradas son citas respecto a alguna de sus obras, que al picar sobre ellas muestran directamente el fragmento en el que aparece el nombre del autor. Junto al párrafo aparece la reseña de la obra en la que aparece, enlaces a bibliotecas y, por supuesto, a librerías donde se puede encontrar.
En el faldón inferior de la primera página, ofrece el catálogo de la biblioteca, picando en el cual si aparece, efectivamente, su bibliografía completa. A partir de aquí selecciono el título del que estamos usando como manual en la asignatura: "Historia contemporánea de América Latina"
El enlace a la REBIUN muestra las ediciones disponibles en los catálogos de una serie de bibliotecas, una de 1990, catalogada en la Universidad de Barcelona, en la Comillas de Madrid, en la Pompeu Fabra, en la de Salamanca y en la de Santiago.
Autor: Halperín Donghi, Tulio
Título: Historia contemporánea de América Latina / Tulio Halperín Donghi
Edición: 13ª ed
Editorial: Madrid : Alianza, cop. 1990
Descripción física: 774 p. ; 19 cm
Colección: El Libro de bolsillo (Alianza) ; 192. Humanidades
Notas: Bibliografia
Materias: Història
S. XVII-XX
Amèrica Llatina -- Història -- S. XIX-XX
Amèrica Llatina
Otra de 1997, que aparece en un total de 44 de las bibliotecas presentes en la citada red, que no tengo intención de enumerar. Cuando por curiosidad picas en el catálogo de la UPO, los datos no concuerdan con los ofrecidos (consta como la 14 edición, con fecha de 1993).
Autor: Halperin Donghi, Tulio
Título: Historia contemporánea de América Latina / Tulio Halperin Donghi
Edición: 1 ed, 15 reimp
Editorial: Madrid : Alianza Editorial, 1997
Descripción física: 548 p. ; 18 cm
Notas: Bibliogr.:p. 539-548
ISBN: 8420611921
Materias: América latina Historia Siglo 20
Y otra sin fecha, que resulta ser de 1981, que sólo aparece en los catálogos de la Universidades de Cádiz y Valladolid.
Autor: Halperin Donghi, Tulio
Título: Historia contemporánea de la América Latina / Tulio Halperin Donghi
Edición: [9 ed.].
Editorial: Madrid : Alianza, 1981
Descripción física: 549 p. ; 19 cm
Colección: El libro de bolsillo. Humanidades ; 192
ISBN: 8420611921
Materias: América Latina Historia SS. XVIII-XX
No he querido indagar más. Revisar los registros de cada catálogo para mostrar las diferencias que -según queda a la vista son evidentes- aparecen entre ellos podía llevar demasiado tiempo y no es el tema que nos ocupa de momento.
La herramienta es potente, y su funcionamiento muy interesante, pero no se cómo pueden afectar esos pequeños desfases a la precisión de una búsqueda bibliográfica. Además hemos de tener en cuenta que, como comentábamos el miércoles, en muchos casos te ofrece sólo un acceso limitado a los textos y no cuenta con capacidad de consulta respecto a toda una serie de recursos sujetos a tarifas comerciales.
Bueno, esto es todo... de momento.
miércoles, 3 de octubre de 2007
Por cierto ¿Qué es una biblioteca?
La audición de un corte de un programa de radio en el que procedía a la presentación de un libro, cuyo título (acabo de intentar buscar el link en el powerpoint de ayer, pero en la nueva webCT aparece un mensaje de "actualmente no dispone de cursos") de alguna forma relacionado con las bibliotecas, había de darnos pié para discernir, a través de los distintos temas que a lo largo de la entrevista con el autor iban surgiendo, las características principales de una Biblioteca, los elementos que de alguna forma vienen a definirla.
A pesar de las pésimas condiciones de la escucha, conseguimos ir pillando algunas cosas, que parece ser no iban demasiado descaminadas:
Una biblioteca, me pareció entender, es, fundamentalmente, una colección -sólo una, independientemente de la diversidad del material integrado en su fondo- que dificilmente podía pensarse de otra cosa que no fueran libros, si nos refiriésemos a la biblioteca de hace apenas un par de décadas; pero que en la actualidad debe de forma necesaria abrirse a cualquier tipo de soporte.
Una biblioteca no es concebible sin bibliotecarios, sin personal formado, especializado en su gestión y administración... y -aunque ello vino a suscitar cierto debate- en la selección del material. Una selección que el bibliotecario debidamente adiestrado va a realizarde forma responsable de cara a cubrir las necesidades de los distintos ámbitos de potenciales usuarios.
Igualmente era imposible, dado tal vínculo con el libro como elemento sine que non el entender una biblioteca sin unas instalaciones más o menos extensas, un lugar físico en donde reunir y conservar sus fondos y desde donde difundirlos. A estas alturas la biblioteca virtual se presenta a medio plazo en el horizonte de lo posible, a la vez que el libro deja de ser elemento exclusivo para convertirse en uno más -por supuesto importante, pero no único- en los nuevos planteamientos que han de conducir a la biblioteca a convertirse en centro de recursos para el aprendizaje y la investigación.
Centros donde junto a la tradicional sala de consulta convivirán espacios multimedia, zonas verdes, aulas de trabajo, puntos de conexión, servicios de asesoramiento y formación... Un espacio complejo, polivalente y multifuncional que persigue la gestión total de la información y las fuentes de conocimiento.
O, más o menos, eso fue lo que me pareció entender...
* Celebre coletilla que a los más jovenes del grupo probablemente no les suene demasiado (para información complementaria respecto al personaje a quien tal frase ha quedado asociada http://es.wikipedia.org/wiki/Adolfo_Suarez).
Las bibliotecas del siglo XXI
Creyendo que en algún momento de la clase se procedería a una especie de puesta en común, me esforzaba en garabatear algunas ideas sobre el papel, que luego, y no sin cierta dificultad, comenzaban a tomar forma en el procesador de textos del ordenador...
Para llegar al futuro siempre es prudente -pienso- apoyar fuertemente al menos un pie en el presente. Este presente, ya casi pasado, hace que la biblioteca que hasta el momento hemos conocido se perfile como un recurso de fiabilidad en base a la criba y selección del material que pasa a integrar parte de su más o menos extensa, dependiendo de los casos y las circunstancias, colección; el referente al que en última instancia te terminas por dirigir después de navegar durante horas en Internet y no conseguir los resultados que deseabas.
Y es este papel -creo- el que fundamentalmente la biblioteca debe pugnar por mantener y afianzar en un futuro que se nos está echando encima a pasos agigantados. Un punto de referencia fiable que se convierta en concentrador y administrador de ingentes volúmenes de información.
Un centro capaz de atender a sus usuarios ofreciéndole los recursos solicitados, pero que además sea capaz de proporcionar información sobre como localizarlos; un centro que ofrezca las infraestructuras y herramientas, tanto físicas como lógicas, necesarias para la consulta tanto "in situ" como "on line", una vez que a estas alturas de siglo una conexión a la red te proporciona el acceso a casi cualquier sitio sin levantarte de tu mesa de trabajo, máxime considerando que a estos efectos un documento mantiene o puede incluso incrementar su valor informativo de forma independiente a su soporte, como cuando, por ejemplo, un avejentado y deteriorado pergamino, dificilmente accesible a la consulta se ve reemplazado o complementado por una copia digitalizada accesible en tiempo real y de forma simultánea por cientos de personas.
Biblioteconomía: el nombre impone.
Ha pasado una semana desde nuestro -al menos para mí si lo ha sido- primer encuentro con la asignatura. Con estos días por medio para hacerme una mínima composición de lugar parece que, y espero no equivocarme demasiado, lejos de esa supuesta "terribilita" la materia puede llegar a ser hasta interesante y me atrevería a vaticinar que incluso entretenida.
Nos hemos presentado, como no podía ser de otra forma en esta primera sesión del curso, hemos estado charlando un rato, repasando el programa e intercambiando nuestras primeras opiniones -no demasiadas dado lo reducido del grupo- sobre el pasado, el presente y el futuro de las bibliotecas.
Elaboración de Blogs, confección de wikis, sindicación de contenidos... Esto, definitivamente, no son estanterías polvorientas y olor a humedad.